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June 25, 2025 2 min read
Si has notado que tu cabello se cae más cuando estás bajo presión, no es casualidad. La ciencia confirma que el estrés sí puede provocar caída capilar, y entender cómo funciona te da las herramientas para frenarla a tiempo.
Cuando atraviesas periodos de ansiedad, angustia o agotamiento físico, tu cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas alteran funciones normales del organismo, incluyendo el ciclo de crecimiento capilar.
El cabello pasa por tres fases:
Anágena (crecimiento)
Catágena (transición)
Telógena (caída)
El problema es que el estrés acelera la entrada del cabello a la fase telógena, provocando una caída repentina que puede durar de 2 a 6 meses. A esto se le llama efluvio telógeno.
No solo el estrés emocional cuenta. También pueden causar efluvio telógeno:
Enfermedades o fiebre alta
Cirugías o infecciones
Cambios hormonales (anticonceptivos, SOP, postparto)
Dietas extremas o bajadas bruscas de peso
Falta de sueño constante
Estrés laboral o académico prolongado
La caída no ocurre de inmediato. Lo más común es que aparezca 2 o 3 meses después del evento estresante, lo que muchas veces confunde a quien lo padece.
Sí. La buena noticia es que la caída por efluvio telógeno suele ser reversible si se actúa a tiempo y se apoya al cuerpo para restablecer su equilibrio.
Pero si el estrés se vuelve crónico o no se corrigen los hábitos que lo generan, la caída puede prolongarse o incluso desencadenar alopecia androgénica en personas con predisposición genética.
Estudios recientes han demostrado que:
El cortisol crónico inhibe el crecimiento del folículo piloso y provoca inflamación del cuero cabelludo.
El estrés emocional disminuye la microcirculación sanguínea en el cuero cabelludo, dificultando la llegada de nutrientes al folículo.
La combinación de estrés + deficiencia nutricional (común en dietas por ansiedad) acelera el debilitamiento del cabello.
Un estudio publicado en Nature (2021) demostró que el estrés activa neuronas específicas que interrumpen la regeneración capilar, lo que explica por qué el cabello tarda en recuperarse incluso cuando el estrés desaparece.
No se trata solo de tomar algo para el cabello. Hay que atender el sistema nervioso:
Mejora tu calidad de sueño
Haz pausas reales durante el día
Realiza actividad física o respiración consciente
Suplementos con biotina, zinc, hierro, adaptógenos como ashwagandha o L-teanina, pueden ayudar a regular el cortisol y fortalecer el folículo capilar.
El cabello no responde de un día para otro. Se necesita mínimo 8 a 12 semanas para notar cambios reales. Lo importante es crear un entorno favorable desde tu rutina diaria.
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